El diseño es mucho más que lo que vemos en una pantalla; es una experiencia, una conversación que se va construyendo entre el diseñador y el usuario.
A lo largo de mis más de 25 años de experiencia en el mundo del diseño digital, he visto cómo las tecnologías cambian, pero lo que nunca ha cambiado es la necesidad de crear algo que resuene emocionalmente con las personas. Es en ese punto donde logramos trascender más allá de las expectativas, impactando esa última frontera: sorprender, enamorar , o como algunos dicen, generar ese efecto WOW.
¿Por qué este blog?
Este blog nace del deseo de compartir no solo conocimiento técnico, sino también inquietudes más humanas. Hace más de 8 años que no escribía aquí, y aunque el tiempo y las responsabilidades me alejaron, hoy vuelvo con más historias y aprendizajes que quiero transmitir. En estos años he tenido la fortuna de trabajar en proyectos que me desafiaron, me sacudieron y me hicieron crecer. Y creo que este es el momento perfecto para reflexionar sobre todo eso.
¿Por qué volver a escribir? Porque el diseño no es estático, no es una receta con pasos a seguir sin más. Diseñar es preguntar, es buscar el “por qué” detrás de cada decisión. Este blog es mi espacio para compartir esas preguntas, para explorar nuevas ideas y experimentar sin restricciones. Aquí no estoy para resolver los problemas cotidianos del día a día, sino para abrir nuevas conversaciones, invitar a la reflexión y compartir lo que he aprendido en este viaje que empezó aquel verano del ’98, cuando conecté a internet por primera vez.
Este regreso tiene la misma intención que en mis comienzos: un lugar para compartir, experimentar y hacer cosas que nadie te pide, pero que te gustaría hacer. Bienvenidos todos, me alegra estar aquí.
El primer contacto: Tipografías y marcas
Mi historia con el diseño comenzó mucho antes de que supiera lo que era un píxel. Tenía unos 8 años cuando mi padre trajo al taller de electrónica un montón de blisters de LetraSet. Había uno en particular que me fascinaba: decía “Helvetica“. No entendía qué era, pero me seducía profundamente la belleza de esos caracteres. Me perdía en las formas, en la perfección de cada letra, en esa “a” minúscula o el intrigante símbolo de “&”. Ahí comenzó mi fascinación por la tipografía.
Con el tiempo, empecé a coleccionar logos de empresas que me parecían espectaculares. Recuerdo emocionarme con los logotipos de Philips, RCA, Motorola y, mi favorito absoluto, General Electric. También guardaba publicidades gráficas de revistas como Muy Interesante, Selecciones, Vogue y Ohlalá, que me cautivaban sin saber exactamente por qué. Había algo en ellas que me conectaba profundamente, un deseo por entender qué hacía que algo fuera visualmente bello.
De la imprenta al diseño digital
El destino quiso que, a los 15 años, sin buscarlo, comenzara a trabajar en una imprenta. Ahí aprendí, de la mano de maestros como Sarlanga, el arte del diseño sin computadoras. Pasé por cada proceso, desde la composición hasta el armado de piezas. Poco después, empecé a explorar las primeras versiones de Corel Draw 3, Adobe PageMaker y las primeras versiones de Illustrator, trabajando en monitores de 256 colores. Esa mezcla de arte y tecnología fue lo que me llevó finalmente a estudiar Ingeniería en Sistemas.
Aguas de la Cañada: De estudiante a profesor
Mi formación continuó en Aguas de la Cañada, una institución que marcó un hito en mi carrera. Allí estudié Diseño Gráfico y, años más tarde, volví como profesor de Diseño III. La experiencia de enseñar fue sumamente enriquecedora, y me permitió devolver algo de lo que la carrera me había dado. Fui testigo del crecimiento de mis estudiantes, muchos de los cuales hoy son grandes profesionales, y ese es un legado que me llena de orgullo.
Un sueño hecho realidad
Uno de los momentos más significativos de mi carrera fue compartir escenario con Ronald Shakespear, un ícono del diseño argentino y mundial, y Juan Colombato, otro gran referente. Recuerdo ese día como si fuera ayer: estábamos en una charla frente a miles de diseñadores, abordando temas como el impacto del diseño en el espacio público y la transformación de las interfaces para dispositivos móviles. Poder compartir ese espacio con Ronald Shakespear fue un sueño hecho realidad
De front-end a la revolución digital
Mis primeros pasos en el desarrollo front-end marcaron un antes y un después en mi carrera. Enfrentaba los desafíos de una web sin estándares claros, donde lograr que algo funcionara en varios navegadores era casi tan complicado como lanzar un satélite. Pero, cuando llegaron HTML5 y CSS3, todo cambió. El diseño responsivo revolucionó la manera en que creamos experiencias digitales. Sin embargo, no fue solo el front-end lo que me atrapó; herramientas como JavaScript y PHP se convirtieron en esenciales para mí, permitiéndome abordar la creciente demanda de sitios web interactivos.
En 1999, llegó uno de los momentos más importantes de mi carrera: la creación de la primera página web de Canal 12, lo que hoy es El Doce TV. Ese proyecto no solo me permitió aplicar todo lo que había aprendido, sino que me dio la confianza para seguir este camino.
Reflexiones sobre la evolución del diseño
A lo largo de mi carrera, he sido testigo de cómo el diseño digital ha evolucionado radicalmente. En los 90, diseñábamos casi “a ciegas”. Hoy, con internet, las expectativas son otras; los usuarios no solo buscan funcionalidad, buscan emociones, buscan experiencias que los conecten.
La innovación tecnológica es lo que nos permite crear productos que no solo resuelven problemas del presente, sino que también anticipan las necesidades futuras. La clave está en no tener miedo de experimentar con estas nuevas herramientas, siempre manteniendo un enfoque centrado en el usuario.
El Valor de Potenciar Equipos
Uno de los aspectos más gratificantes de mi carrera ha sido el poder liderar y mentorear equipos de diseño y tecnología. Desde mis roles en Manifesto, Mercado Libre hasta mi puesto actual como Head UX en Pilot Solution, he aprendido que el verdadero éxito no reside solo en las soluciones técnicas, sino en cómo se construyen los equipos que están detrás de ellas. Mi enfoque de liderazgo se centra en potenciar a cada miembro del equipo, fomentando un ambiente de colaboración donde todos puedan aportar ideas y experimentar. La creatividad se nutre de la confianza, y siempre he creído en la importancia de escuchar y aprender de las perspectivas de cada persona. Mi experiencia me ha demostrado que un buen líder es aquel que da espacio para el crecimiento y el error, y que inspira a su equipo a ir más allá de lo que creen que es posible.
De Diseñador a Líder
Uno de los lugares más especiales de mi carrera fue Manifesto Solutions. No solo fue el lugar donde más disfruté trabajar, sino que allí conocí a mi amigo y hermano de la vida, Rodrigo Arija. Como Batman y Robin, forjamos una amistad inseparable. Pasé de ser diseñador digital a programador, maquetador, UX designer, líder y, finalmente, COO. Manifesto fue mi hogar durante muchos años, y me enseñó que lo mejor de trabajar es hacerlo con personas a quienes admiras y con quienes disfrutas cada desafío.
Mi rol como COO me dio la oportunidad de liderar proyectos desafiantes para marcas como Banco Popular, Toyota, Kraft, Corona, Grido, Holcim, P&G, Volkswagen, entre otras. Más allá de los logros profesionales, lo que más atesoro es haber construido un equipo increíble, lleno de personas talentosas, y haber trabajado junto a amigos que hoy son referentes, como Diego Rondinini, Álvaro Arakaki y Hernán Novillo.
El futuro del diseño digital
Con la inteligencia artificial, el machine learning y el blockchain, el futuro del diseño es más emocionante que nunca. El diseño debe estar al servicio de las personas, y hoy más que nunca, el diseño emocional es la clave.
La búsqueda constante del “¿Por qué?”
Si algo me ha mantenido activo durante todos estos años, es esa pregunta constante: ¿por qué? ¿Por qué diseñamos de una manera específica? ¿Por qué los usuarios se comportan como lo hacen? Estas preguntas, aunque simples, son las que impulsan la innovación.
Gracias por acompañarme en este camino. Sigamos preguntando, explorando y, sobre todo, diseñando con propósito.